martes, 21 de septiembre de 2010

Toc toc



Ella le pidió que se acercara para mirarla, simplemente para sentirle cerca y que la mirase. Y así lo hizo, callado y tenso, como quien no ha visto una mujer en su vida, casi tembloroso. Ella no quería más que provocar, obviamente no llegaría lejos. Pero él sintió cada uno de sus pelos erizarse al sentir aquella increíble anatomía tan cerca de su ridículo cuerpo. "Agáchate" dijo. Sonó casi dictatorial, quizás no le gustara obedecer, pero desgraciadamente no había mayor opción para él. Y, cual ingenuo idiota, clavó sus rodillas en la moqueta de pelo largo pudiendo dibujar con mayor perfección cada curva de tal inmensa mujer.

Los dedos de ella se mojaron por una casualidad del destino en sus labios, pudiera haber ocurrido otra cosa, pero parece ser que todo acontecía según ella quería. Primero los lamió y luego los puso en su boca, mientras él, inmóvil, intentaba ocultar sucesos indeseados. Introdujo sus yemas entre sus labios, tocó sus dientes, acarició su encía, presionó la lengua. Mientras, ésta, comenzó a moverse saboreando no sólo su piel, sino su uña, el pliegue de su dedo y, por supuesto su saliva, que aún quedaba impregnándolo todo de sabor. Qué buena forma de anticipar un beso.

Algo tan simple como una mano fue directa a su vientre, acariciándolo todo. Prácticamente se recreaba toda en ver cómo tal ridículo ser la deseaba con una euforia que no era nada comparada con lo que podría llegar a ser. Y, siguiendo con el ritual, decidió agarrar su blusa y hacer el amago de quitársela. ¿Qué es más bello, la piel desnuda o el comenzar a verla?

La cara del chico apenas respondía y ella no ocultaba su satisfacción. Fue mejor despejar las dudas y, entre sonrisa y sonrisa, terminó por quitársela. Entonces comprendió que, ya habiendo empezado, sería mejor continuar provocando, y no se conformó con poco. Sus rodillas cayeron a la moqueta como las de él. Y enfrente suya, ya nada parecía tan lejano. Sin su ropa él estaría más cómodo, quizás piel con piel se llevaran mejor, quién sabe, los ojos de lejos se sienten tan solos... así que, si ella encendió el mechero, sería absurdo no continuar con la llama. Quitó todo cuando le cubría, y entonces ya estaban empatados.

Sentir el poro del otro en tu poro debe ser algo ardiente, mucho más si ambos están a una alta temperatura. Quizás el juntar el cuerpo fuese idóneo para tal efecto, y así lo hizo. Entonces desde su boca cayó lentamente al suelo recorriendo con sus manos, sus dedos, sus uñas y sus labios cada milímetro de él, como si la vida, al final del vientre, acabase de inmediato. Y el pobre chico, ante tal vendaval, sin ninguna duda, intuyo quiso morir a estar vivo en ese instante, seguro que sí. Porque allí abajo, donde todo acaba y todo empieza, fue el instante más salvaje que ese pobre iluso, me apuesto una cena, experimentó en la vida porque, reconozcámoslo, aquello no fue normal. Lo de esa mujer no era normal, era indomable, era primitivo, era visceral. Quizás haberse apuntado al festín no hubiera estado mal... aunque seguro que, ahora, más de una querría continuar.

2 comentarios:

  1. Pero qué clase de post es éste? Luego dices de mí... Leo esto un martes agotador a las nueve de la noche... A ver qué voy a soñar por tu culpa...

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  2. Ufffffffffff, creo que ya somos dos, esto no debería estar permitido jejejejejejeje

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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Fotografo de bodas