jueves, 30 de septiembre de 2010

Un pequeño libro


Dentro de poco, voy a ordenar hacer un libro incluyendo mis mejores poesías, y algún que otro texto. La verdad es que me hace mucha ilusión el conseguirlo por fin.

Si alguien quiere una copia, no tiene más que pedírmela a: milcosasquesentir@gmail.com

A priori, será alrededor de 20 eurillos, así que quien esté interesado/a que lo diga!

Lo más dulce del amor


Lo más dulce del amor
es el beso que nos queda
tras habernos ya besado,
es que no existe una coma
en tu respiración,
es que corazón,
a lo más dulce del amor,
no se llega cuando empiezas,
sino cuando sin quererlo continuas.

Los versos más hermosos



Los versos más hermosos son los que quedan al final del día,
tras haber extraído todo ante nosotros,
tras habernos dominado, sin indulgencia,
sin rencor,
hallando en nosotros la mismísima esencia,
una esencia violenta y salvaje,
pura y profunda,
que lleva todo consigo,
incluido el amor.

Te he llorado tardes enteras



Aunque quizás no me recuerdes
quiero decirte
que en tí he buscado el amor que no tenía
desde aquella miserable tarde en que te dije adiós.

Aunque no sé siquiera qué será de tí ahora,
quiero dejar claro,
que a pesar de tu partida,
te he llorado tardes enteras, amor,
tardes enteras de lluvia pensando en nosotros.

Aunque quizás ni lo intuyas
he de decir,
que en tí mis años pasaron al margen de un beso,
un beso que llevaste contigo, y que espero,
que un día, traigas de nuevo a mí.

Who knows?



Ayer pensaba que hay cosas cosas que nos dañan: una es el entorno social y otra es nuestro propio ser. Así combatimos a diario en dos frentes distintos, el de nosotros mismos contra nosotros mismos y el de nosotros contra toda la presión mediática-social que nos envuelve e intenta manipular.

Pensé en algo tan estúpido como hacer yoga o meditación, y es que pienso que realmente viene bien a menudo el dejar la mente en blanco, porque llega un momento en el que no es que haya que ser fuerte y enfrentarse a todo lo que nos rodea, es que es saludable el parar, sentarse y relajarse. No hay nada como no hacer nada, y no hay nada como chapotear suavemente en una bañera de agua caliente mirando por una ventana, sin pensar en nada, tan sólo con nosotros mismos.

No es holgazanería, es simple y llanamente saber qué es lo que se necesita para ser feliz y buscarlo porque, debo reconocerlo, cuando salgo a la calle, cuando voy al trabajo, cuando pongo la televisión... a menudo me siento aturdido, y sólo me apetece ir a casa, sentarme en mi sofá, apagar todo y no hacer nada, simplemente no pensar en nada. Escuchando los pequeños ruidos de la casa es como más agusto me siento, o mirando por la ventana, o escuchando la lluvia... O sacando a la perra!

Quizás mi adolescencia me moldeó para rechazar el ruido y dar la bienvenida a la calma, para amodorrarme en la cama o en un sofá y pensar en mis cosas, y alejarme del mundanal barullo que sólo entorpece el bienestar y propicia el estrés. Yo no estoy hecho para el estrés, soy un tipo tranquilo, me gusta pasear, sentarme, leer, sacar a mi perra, me gusta la naturaleza, me gustan deportes como el golf... no necesito gran cosa, pero el pagar las facturas me obliga a levantarme y tener que convivir con otras personas que sí necesitan otras cosas como gritar, estresarse, andar rápido, hablar rápido, mirar hacia todas partes... yo no soy como ellos, y no me siento cómodo entre ellos, no me siento cómodo intentando tener algo para ayer, con todo detalle, para luego enfrentarse a un juicio de valor y escuchar cómo te dicen... ya pero no, repítelo.

Yo necesito una serenidad, un reposo y una manera de hacer las cosas un tanto peculiar, atípica. Necesito poder escribir todos los días, desayunar fuerte y relajadamente, tener tiempo para pasear, para hablar con mi mujer, para practicar mis hobbies pero también para trabajar. El tema es que esta sociedad no permite que desarrollemos tales actividades al día pues básicamente lo único que quiere es que trabajemos, y bajo unas condiciones que no son propicias para nuestra propia felicidad. De hecho, una de las facetas que más valoran en recursos humanos es la "tolerancia al estrés". Cuando a mí me preguntan acerca de eso... digo lo que es, yo no tolero el estrés, por eso cuando los demás se estresan, yo estoy tranquilo, porque si me estresara no podría soportarlo.

A lo mejor debo irme a vivir a una cueva en lo alto de las montañas, o a lo mejor debo plantar en mi parcela verduras y dejar de ir a trabajar entre gente extraña... a lo mejor es que soy asocial...

who knows?

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Sueños rotos



Vine a tí persiguiendo una historia nueva,
cargada de versos, ilusiones y llantos,
una historia que hiciera de mí un hombre nuevo,
con nuevos horizontes y un nuevo camino.

Vine a tí en busca de unos sueños rotos,
una felicidad perdida y un destino incierto,
que me llevara muy lejos, me perdiese en tu aliento,
y conociera bosques, valles y ríos
con unos ojos distintos,
con unos ojos hambrientos.

Y cuando llegaron a mí tus brazos,
descubrí en mi inocencia la nada,
el más oscuro vacío, un llanto lánguido
que a mi garganta se anclaba,
espejos rotos al suelo tirados,
ilusiones perdidas, el horizonte partido.

Por quedar, poco quedaba, y nada quedó,
fue la vida quien me separó,
de los sueños que yo quería,
para brindarme otros nuevos, aún más bellos todavía,
otros que esperaban callados,
callados y puros, repletos de amor,
y dulce melancolía.

Silencio!



La verdad es que si uno hiciera caso a todos los comentarios, opiniones, juicios de valor, calificativos, etiquetas... que a diario le rodean, acabaría completamente desquiciado. ¿Pero hasta qué punto es importante alejarse del mundo? Porque hay veces que dan ganas de vivir como un completo hermitaño... Es tantísima la cantidad de manipulación que hay hoy en día y tantísimas las ganas de muchas personas por dirigirnos allá donde ellas quieren que, realmente, si nos alejamos de nosotros mismos para entrar en su círculo acabaríamos locos.

Todo esto se me ha ocurrido al abrir algo tan sencillo como el facebook. En una sóla página he podido ver a tropecientas personas que, a priori, parecen "hiperfelices", otras tantas que, está claro, sus mensajes no ocultan sino una estrategia puramente comercial, algún que otro mensaje triste y juegos/aplicaciones de lo más absurdas. Ah! y un mensaje con segundas claramente dirigido a mí. Entonces... yo me pregunto, es que realmente la gente es tan feliz? porque cuando hablas con la gente prácticamente todo el mundo lo único que hace es quejarse de su vida. ¿Hasta qué punto entramos en el juego de la sociedad y hasta qué punto hacemos caso omiso a todas esas peticiones de atención para disfrutar de nosotros mismos y lo poco que tenemos?

Muchas veces NECESITO no escucharles, necesito no prestar atención, en las calles, en el trabajo, en internet... casi todo durante el día es violencia contra nuestra estabilidad emocional. Son muy pocas las cosas que intentan agradarnos y beneficiarnos.

No sé, quizás estoy un poco estresado, o quizás necesito un paseo...

Arribarán mis labios a los tuyos



Contigo y tu piel de nácar
arribarán mis labios a los tuyos,
como arriban las naves al embarcadero,
lentas y cansadas de un océano inmenso.

Con tu mirada de mujer serena
harán del mirar tus ojos una hoguera en la playa,
un lugar donde poder besarnos
con la espuma de las olas cubriéndolo todo.

(tercera estrofa? animaos ;))

martes, 28 de septiembre de 2010

Una saeta en la tarde


Alarga el ciprés su sombra
oliendo a tierra mojada,
campos verdes y prósperos
teñidos de un negro infinito.

El viento agita los pastos dormidos,
dejando el grano en el suelo,
sin pedir perdón.
Marmóreo apóstol del fin...

Y el sol, como voz de saeta,
cae desnudo a lo lejos a manos del hombre,
derramando su sangre en el cielo,
clamando misericordia.

lunes, 27 de septiembre de 2010

Sólo porque te sale de dentro


Amo aquel gesto que tú,
antes de besar, me haces.
Cuando te acercas y tensas el cuerpo,
y alzas tu barbilla,
justo tras levantar tus tacones
y poner tus manos en mi pecho.
Amo la forma en que lo haces,
lento y pausado, sin importar que me importe,
sólo porque te sale de dentro.
Amo cuando lo haces sencillo,
cuando avanzas y abres los labios,
como para acercarte y pedir que te bese,
y sin pedir permiso tu boca se ensancha,
entreabres los ojos,
y sonríes...

Para que recuerdes que yo




Te siento en mi interior, amor,
será el otoño,
o el viento, cual ave de paso.
Te recuerdo con cada soplo de aire frío,
con cada paraguas negro y mojado,
con las manos cubiertas y las hojas marchitas.
Te llevo dentro, amor, por estas fechas,
abrigada para que no te vayas nunca,
para que recuerdes que yo, una vez,
te amé en un frío mes de octubre.

sábado, 25 de septiembre de 2010

Noches de estrellas




Te lloro porque no sé amarte de otra forma,
te lloro ríos de luna y tardes de sombras,
mañanas con claveles y noches de estrellas..

jueves, 23 de septiembre de 2010

Myself




No cabe duda que este blog me ayuda, diariamente, a ser más fuerte. Pues si ya difícil es abrirse uno mismo al exterior más lo es el abrirse al público. Pero ni tengo nada que ocultar ni me importa darme a conocer, porque es mi opinión y me gusta hacer uso de la posibilidad de expresarme. Nadie podrá quitarme la posibilidad nunca de decir lo que pienso, de ser quien soy o de sentir lo que internamente llevo dentro. Es más, lo más atrayente de todo esto es la facilidad de ver extraordinariamente bien a aquellos que no sienten curiosidad por tí, aquellos con los que no deberías relacionarte y, a veces, aquellos a los cuales sería mejor evitar. Me gustaría nunca permanecer callado, que esta libertad de expresión me siga haciendo libre y me impulse a disfrutar aún más de la vida y de todos aquellos que quieren compartir la suya conmigo.

Y, hablando de mí... a veces habitúo a trascender a mi persona. Cuando me miro a mí mismo desde fuera, soy mucho menos de lo que creo ser, y entonces puedo advertir la imagen que doy al mundo, con mis virtudes y mis defectos, con mis cualidades y mis carencias. Cuando a solas, comiendo en una mesa, intento verme como me ven otros, veo a un chico pensativo, sensible y educado, con miedos y barreras como cualquier otro, con buenas intenciones y un gran corazón. Me gusta verme así, aunque haya veces que la forma de mirarme quede reducida a todo aquello que me impide disfrutar más de la vida. Veo a un chico que se esfuerza, que pelea consigo mismo, que es ágil en las distancias cortas, pero a veces terco en algunas cosas. Y, pensando mientras comía, me dí cuenta de algo de lo que me enorgullezco, y es que creo que no dejo indiferente a la mayoría. Será por mi romanticismo, por cómo pienso o por mi sensibilidad, o será por supuesto también por todos aquellos defectos que otros se dedican a recopilar de mí. La verdad es que da igual por lo que sea, pero desde luego estoy orgulloso de ello.

De corte emprendedor y creativo, sin duda alguna, con malas dotes de gestión y un déficit de atención, pero pasional en lo cercano, miedoso a veces en lo más estúpido y valiente otras en aquello a los que muchos no se atreverían. Así soy yo, poliédrico y contradictorio, pero atractivo y, a veces, desesperante (sin contar a aquellos para los cual soy insoportable...). Aunque realmente, sería incapaz de dar una definición completa de mi persona pues seguro podría dar cabida a todos los adjetivos, da igual lo que pensemos, siempre lo seré, en cierto o menor grado. Y son todas esas facetas las que me modelan como alguien cuya primera predisposición es la de amar y la segunda la de ser amado.

Es curioso el darse cuenta de cómo existen tres visiones de nosotros mismos. La que tenemos de nosotros como persona, otra la que tienen de nosotros y la tercera aquella que gestamos por comparación con otros. Pienso que la primera de ellas está marcada profundamente por todo aquello que nos gustaría ser pero no somos realmente y sólo va aclarándose conforme la comparamos con todo aquello que los demás ven de nosotros y lo que nosotros vemos al compararnos con ellos. No es malo no tener una visión de uno mismo exacta y precisa. Soy de la opinión que cuanto más afirmamos saber cómo somos menos nos conocemos. Y es que realmente las palabras veraces acerca de nosotros mismos por regla general son muy pocas, y es lo que día a día vamos viendo de nuestra persona lo que va, progresivamente, moldeando una imagen que al principio era obtusa y cada vez va apareciendo en el espejo de manera más clara y definida. Por eso escuchar a los demás es una gran práctica, pues no hay mejor imagen que la que proyectamos. ¿No os habéis sentido desorientados a menudo dentro de un gran bosque? Pero qué fácil es orientarse en él desde el aire, ¿verdad?

No hay nada más bonito que descubrirse a uno mismo y, tras una vuelca de tuerca en la vida, ver que hemos hecho cosas para las que no nos sentíamos preparados ni capaces. La vida es así, va deformando nuestra imagen inicial para, progresivamente dejar ver aquello que somos y aquello que somos capaces de hacer. No estaría de más que, de vez en cuando, alguien nos dijera en qué nos vamos convirtiendo...

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La hora



Elegí mi mejor conjunto para aquella ocasión, traje negro y tirantes finos, como a él le gustaba. Maquillaje oscuro, de noche, no quería permitirme un error. Ondulé mi pelo tan sólo para él, subí las medias con un pie sobre la cama. Quién sabe, quizás luego, fuesen sus manos las que me las quitaran. Ante el espejo, me vi perfecta, radiante, y no pude evitar poner alguna cara de provocación al mirarme, quería que todo estuviese estudiado. Dudé en qué perfume ponerme, en principio pensé en algo intenso, pero finalmente me incliné por lo dulce, sin duda le apetecería más. Y sobre aquellos zapatos de tacón acudí al timbre que sonaba, abrí la puerta, y entonces le vi.

Su estatura no dejaba de resultarme gloriosa, su traje negro y sedoso le sentaba como un guante, y la camisa blanca dejaba el último botón al aire dejando entrever parte del vello corporal que descansaba en un torso perfecto. La cena iba a resultarme interminable. Y fue en sus maravillosos dos besos cuando pensé en atarme a su espalda y devorarle entero, fue aquel perfume el que me volvió loca, y su voz, aquella voz grave e intensa que me penetró desde los oídos hasta mis entrañas. Mis esfuerzos se redujeron a la nada, todo era poco ante tal derroche de elegancia y masculinidad. No fueron sólo sus besos, fue la forma de agarrarme las manos con las suyas, con esas palmas enormes capaces de sujetarme entera en vilo, con esos brazos que, aunque cubiertos, no cabía la menor duda que podrían llevarme allá donde quisiera. Y, al mirarme, despejó mis dudas, no llegaría ni al postre, no podría esperar sentada, aferrada a la silla, aniquilándole esos ojos azules tan cristalinos como eternos, sería el pelo negro que los realzaba, quién sabe, sólo recuerdo que los quería para mí.

Cómo pudo atreverse a llamar a mi puerta y aparecer con esa majestuosidad, con esos bellos zapatos cuadrados, con aquel pañuelo blanco de seda en la americana. Cómo pudo pretender llevarme a cenar si lo que menos quería aquella noche era comer, si lo que menos ansiaba era pasearme por la calle hablando de la vida, aunque mucho me temía que no había más remedio. Y, cuando lo único que quedaba era apagar la luz y salir corriendo evitando mirarle, fueron sus manos las que cogieron mi cuerpo y su boca mis labios, y me hizo pequeña con un beso que clavó en mí todo su aroma, su sabor y su físico, en lo que era no sólo el final de un comienzo perfecto, sino el principio de la mejor noche de mi vida.

martes, 21 de septiembre de 2010

Toc toc



Ella le pidió que se acercara para mirarla, simplemente para sentirle cerca y que la mirase. Y así lo hizo, callado y tenso, como quien no ha visto una mujer en su vida, casi tembloroso. Ella no quería más que provocar, obviamente no llegaría lejos. Pero él sintió cada uno de sus pelos erizarse al sentir aquella increíble anatomía tan cerca de su ridículo cuerpo. "Agáchate" dijo. Sonó casi dictatorial, quizás no le gustara obedecer, pero desgraciadamente no había mayor opción para él. Y, cual ingenuo idiota, clavó sus rodillas en la moqueta de pelo largo pudiendo dibujar con mayor perfección cada curva de tal inmensa mujer.

Los dedos de ella se mojaron por una casualidad del destino en sus labios, pudiera haber ocurrido otra cosa, pero parece ser que todo acontecía según ella quería. Primero los lamió y luego los puso en su boca, mientras él, inmóvil, intentaba ocultar sucesos indeseados. Introdujo sus yemas entre sus labios, tocó sus dientes, acarició su encía, presionó la lengua. Mientras, ésta, comenzó a moverse saboreando no sólo su piel, sino su uña, el pliegue de su dedo y, por supuesto su saliva, que aún quedaba impregnándolo todo de sabor. Qué buena forma de anticipar un beso.

Algo tan simple como una mano fue directa a su vientre, acariciándolo todo. Prácticamente se recreaba toda en ver cómo tal ridículo ser la deseaba con una euforia que no era nada comparada con lo que podría llegar a ser. Y, siguiendo con el ritual, decidió agarrar su blusa y hacer el amago de quitársela. ¿Qué es más bello, la piel desnuda o el comenzar a verla?

La cara del chico apenas respondía y ella no ocultaba su satisfacción. Fue mejor despejar las dudas y, entre sonrisa y sonrisa, terminó por quitársela. Entonces comprendió que, ya habiendo empezado, sería mejor continuar provocando, y no se conformó con poco. Sus rodillas cayeron a la moqueta como las de él. Y enfrente suya, ya nada parecía tan lejano. Sin su ropa él estaría más cómodo, quizás piel con piel se llevaran mejor, quién sabe, los ojos de lejos se sienten tan solos... así que, si ella encendió el mechero, sería absurdo no continuar con la llama. Quitó todo cuando le cubría, y entonces ya estaban empatados.

Sentir el poro del otro en tu poro debe ser algo ardiente, mucho más si ambos están a una alta temperatura. Quizás el juntar el cuerpo fuese idóneo para tal efecto, y así lo hizo. Entonces desde su boca cayó lentamente al suelo recorriendo con sus manos, sus dedos, sus uñas y sus labios cada milímetro de él, como si la vida, al final del vientre, acabase de inmediato. Y el pobre chico, ante tal vendaval, sin ninguna duda, intuyo quiso morir a estar vivo en ese instante, seguro que sí. Porque allí abajo, donde todo acaba y todo empieza, fue el instante más salvaje que ese pobre iluso, me apuesto una cena, experimentó en la vida porque, reconozcámoslo, aquello no fue normal. Lo de esa mujer no era normal, era indomable, era primitivo, era visceral. Quizás haberse apuntado al festín no hubiera estado mal... aunque seguro que, ahora, más de una querría continuar.

lunes, 20 de septiembre de 2010

Friends



Siempre me acordaré de la reacción de mi tío de 71 años al preguntarle "¿Qué amigos te quedan tío?"... me respondió "¿amigos? ¿qué es eso?". Me comentó que él había conocido muchas personas por su profesión, que unos llegaron con muy buenas intenciones, otros trató de conservarlos, pero pasado un tiempo las relaciones fueron cambiando, las personas con ellas, y poco a poco siempre, tarde o temprano, fueron distensándose hasta quedar en experiencias para el recuerdo. Que no era culpa de nadie, que era la vida misma, que era imposible tratar de retener a las personas, por mucha voluntad que se pusiera...
Pero también me dijo... no tengas miedo de perderles, es algo natural, acéptalo como también debes de aceptar que una vez llegan y puedes llegar a disfrutar mucho de ellos...

Lo intento, lo intento... pero no lo consigo tío... supongo que, como todo, las heridas por venir enseñarán más que el no haberlas sufrido nunca... de momento sólo tengo voluntad y buena fe. La vida me irá curtiendo a palos, digo yo...

domingo, 19 de septiembre de 2010

La mesa




Reflexionando un poco... he pensado que nuestra vida en cierta manera es como una mesa de madera con cuatro patas en la cual una de las patas siempre cojea. Estas patas por regla general son la espiritualidad, las relaciones personales, la vida profesional y el amor. Tenemos la facilidad de apreciar con una increíble exactitud cuándo uno de las patas cojea y, en nuestro intento por nivelar la mesa, vamos limando las patas poco a poco hasta conseguir la altura perfecta. Sin embargo, corremos el riesgo de emplear demasiado esfuerzo en tratar de nivelar la mesa y por tanto podemos llegar a darnos cuenta de que de tanto limar, hemos conseguido que la mesa ya no sirva para nada, pues sus patas prácticamente pegan al suelo.

Yo pienso que lo más complicado es aprender a aceptar que es bueno vivir con la mesa calzada.

Todos tendemos a circunscribir nuestra vida entorno a un promedio y por tanto acabamos constreñidos a tal efecto, impidiéndonos a nosotros mismos expandirnos acorde a las necesidades que vayamos experimentando en nuestro vivir y, consecuentemente, acabando rompiendo con una evolución orgánica para aventurarnos a una evolución puramente social. Sin embargo, esa evolución social persigue un cierto equilibrio modelo en el cual se busca un balanceo por perfeccionamiento y no por autodescubrimiento y aceptación.

Yo soy más partidario de la búsqueda de la paz interior por aceptación y autodescubrimiento que por perfeccionamiento. Y eso no es más que calzar la mesa. Esto, a muchas personas, puede resultar una visión conformista de la vida, y realmente en su esencia lo es, pero no debe de confundirse con una forma cobarde de vivir. No es lo mismo una vida basada en la autoaceptación que una vida contemplativa. Esta decisión conlleva la renuncia al todo por un mayor disfrute de las partes y puede llegar a ser la decisión más inteligente de nuestras vidas. Como todo, conlleva miedos, pesares, fases de bajón y fases de mayor intensidad.

Sin embargo, llega un momento en la vida donde todo se cuestiona, y entonces necesitamos explorar el mundo por miedo a habernos equivocado, a haber tomado decisiones anteriores incorrectas. Nuestra vida entonces torna gris cuando hace tiempo, sentimos ser felices. Son fases naturales de autodescubrimiento, algo inevitable. Poner trabas a esas sensaciones y a esas experiencias es un gran error pues son síntoma de un malestar interior que en un determinado momento ha salido a flote, dejando aflorar muchas de nuestras frustraciones. Son etapas y situaciones que hay que vivir, que hay que experimentar y que, superadas, no nos moldean, sino que nos dejan ver mejor cómo somos. Curiosamente el tiempo nos va aportando una visión de nosotros mismos muy distinta a lo que una vez pensamos que éramos. Entonces nos vemos más poliédricos, con más facetas, capaces de muchas más cosas, y entendemos que durante mucho tiempo, vivimos sumidos en una cierta ignorancia. La claridad, al final, no es más que ir descubriendo las imperfecciones o, lo que es lo mismo...

...terminar aceptando que hay que calzar la mesa.

jueves, 16 de septiembre de 2010

I will always love you

La traduzco, para que se entienda mejor:

If I should stay,
I would only be in your way.
So I'll go, but I know
I'll think of you ev'ry step of the way.

And I will always love you.
I will always love you.
You, my darling you. Hmm.

Bittersweet memories
that is all I'm taking with me.
So, goodbye. Please, don't cry.
We both know I'm not what you, you need.

And I will always love you.
I will always love you.

(Instrumental solo)

I hope life treats you kind
And I hope you have all you've dreamed of.
And I wish to you, joy and happiness.
But above all this, I wish you love.

And I will always love you.
I will always love you.
I will always love you.
I will always love you.
I will always love you.
I, I will always love you.

You, darling, I love you.
Ooh, I'll always, I'll always love you.


Si tuviese que estar,
tan sólo estaría en tu camino.
Así que iré, pero sé
que pensaré en tí en cada tramo del camino.

Y siempre te amaré.
Siempre te amaré,
a tí, mi amor.

Memorias agridulces
es todo lo que llevo conmigo.
Así que, adiós. Por favor, no llores.
Ambos sabemos que no soy lo que necesitas.

Y siempre te querré,
siempre te querré.

Espero que la vida te trate bien
y que consigas todo aquello que soñaste.
Te deseo diversión y felicidad,
pero sobre todo, te deseo amor.

Y siempre te querré,
siempre te querré,
siempre te querré
siempre te querré
siempre te querré,
yo siempre te querré.

A tí, amor, te quiero.
y siempre, siempre te querré.


¿Existencialismo o ansiedad?




Sólo puedo sentir admiración al observar con el paso del tiempo la evolución personal de mi mujer, con sus dificultades, con sus logros y con las técnicas que emplea en su día a día para intentar ser feliz y progresar. Significa asistir en primera mano a una lucha encarnizada con ella misma, con su entorno y con todo aquello que intenta desmotivarla, dañarla y conseguir privarla de lo mejor de la vida. El poder presenciar cómo una persona se esfuerza día a día por mejorar, cómo llora de impotencia a veces, cómo ríe ante las cosas bonitas y cómo ama cuando lo fácil, lo inmediato, sería entristecerse... es algo especial, y es lo que hace la convivencia algo realmente mágico.

Mucho más mágico, sin duda alguna, es descubrir juntos todo lo bonito de la vida, poder hablar de todo, compartir nuestro tiempo expresando nuestras inquietudes... eso da a la relación un carácter único que, al comparar, resulta inevitablemente muy superior a todo lo recibido por otras personas. A veces pienso que no la saben valorar, que no la saben apreciar y que desde luego, no saben verla. Últimamente siento que todo lo que la rodea es incomprensión, críticas, obstáculos y dificultades. Curiosamente su sensación muchas veces es compartida por mí, por lo que, a menudo, vamos a la par.

Ayer hablábamos de qué sentido tiene todo esto, esto que va acerca de levantarse pronto por las mañanas, conducir directos a un lugar donde no se mira por nuestra felicidad y tampoco por nuestra satisfacción, más bien todo lo contrario. Esto que va de llegar a casa tarde, seguir haciendo cosas, y empalmar días y días sin descanso para descubrir que todo, al final, se resume a gastar el dinero que generamos. ¿Esto va pues de consumir? ¿De tener una casa, un coche y un buen trabajo? ¿O esto va de crear una familia, sacrificarse por educar a unos hijos, luego hacerse mayor y finalmente morirse? ¿Qué estamos haciendo con nuestro tiempo? ¿Lo que estamos haciendo es lo correcto? Y, lo que es más importante, ¿existen otras opciones? ¿dónde están? ¿cómo podemos llegar a ellas? Poco a poco, la sensación de convivir en una selva más que una sociedad evolucionada cobra más peso, y las ataduras sociales que nos impiden ser felices se sienten con mayor intensidad.

La verdad es que no pude dar una respuesta a tantas preuntas... si me preguntan acerca del sentido de la existencia... pues no lo sé. Me vino a la cabeza una parte de la entrevista que le hicieron a Cela. Os dejo aquí una parte de aquella entrevista, en donde a lo que me refiero se alude en los 40 primeros segundos:



La verdad es que coincido con él, no tengo ni idea de qué va ésto. Pero sé las cosas que me gustan y las que no me gustan. Supongo que esto va de ser aplicado, de hacer las cosas lo mejor posible, de querer, de ser honesto, de sentir y luego ya se verá. Tampoco hay que preocuparse tanto acerca de si estamos haciendo lo mejor o lo peor. Pero la sociedad nos amarga con su horrendo sistema que nos intenta hacer ver que debemos de trabajar con un fin, o con varios fines. Realmente, lo que deberíamos preguntarnos es, ¿haciendo lo que hago soy feliz? ¿me gusta hacer lo que hago? Si la respuesta es no, mal andamos encaminados, deberíamos pensarnos el cambiar.

Si hay algo realmente importante, y es algo que me gusta transmitirle cada día, es la necesidad de relajarse, la necesidad de llevar todo de la forma más serena posible, porque la antítesis de la vida es el estrés, el estrés es lo que mata a las personas, la necesidad de ir más rápido. Y la verdad es que es así, pues cuanto más rápido vamos, antes llegamos.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

No por tí




Amor,
no sé escribir por tí.
Sé hacerlo por el amor,
por la nostalgia, por el otoño.
Pero no por tí.
A cada idea, a cada verso,
tu belleza llega inundándolo todo,
y, por más que intento recrearte,
cualquier esbozo resulta pobre y vacío.
Tú que todo me lo has dado,
tu tiempo, tu cuerpo, tu juventud.
Tú que aún te empeñas en quererme,
cuando a cada día que pasa
siento que jamás podré corresponderte.
No por no quererte,
sino por cómo sobrepasa tu amor a mi amor,
tu forma de querer a la forma en que te quiero,
aún queriéndote más que a mi propia vida,
aún sabiendo con certeza,
que jamás podré amar a nadie igual que a tí te amo.
Amor,
tengo miedo a no poder besarte
ya no tan sólo como quisiera hacerlo
sino como tú lo haces,
tan apasionada, tan enamorada,
tan tú.
A pesar de que te beso con amor,
con todo el alma que puedo dejar en tu boca,
con cada una de mis entrañas,
con cada minúsculo pedazo de mi ser.
Tengo miedo, amor,
de no poder saciarte,
de poder perderte,
de que no recibas lo que das.
Por ello, amor, mis palabras no describen suficiente
lo que siento que te amo y lo mucho que recibo,
no dibujan mis ideas por el miedo a desbordarme,
por el miedo a no alcanzarte,
y aunque quiera,
con dolor he de decirte,
que jamás, en mi vida, podré escribir por tí.

Dinero




La vida parece haberse convertido en un puto negocio. Un puto, y jodido negocio de mierda. Hoy en día naces, gritas, y el estado da dinero a tus padres por tu nacimiento, luego a cambio les sube los impuestos, les sube la hipoteca y les sube el iva. Hoy en día vas a la escuela y la sensación tan maravillosa de disfrutar de una educación con tus compañeros cuesta dinero, cuesta dinero aprender. Ni qué decir tiene que cuesta dinero casarse. Porque el matrimonio, pese a lo que digan, es un negocio para la Iglesia. Ni a la sociedad ni a la Iglesia le importa una mierda que te cases, tus sentimientos no les importa, sólo interesa tu dinero y el que con esa decisión desembolsas tanto para el mantenimiento de los puestos de gestión como para aquellos que quieren aprovecharse de unas falsas ilusiones generadas en tí. Y no solamente eso, cuando se muere tu padre, vienen corriendo a ofrecerte lápidas por un módico precio, las tienes en varios colores y formatos, y no son precisamente baratas.

Hoy en día, mucha gente por esta maravillosa parcela del planeta tierra donde puedes sentarte a orinar en un cubilete de mármol con tapa y eliminar el olor de lo que desechas con un maravilloso perfume tan sólo con un click, pasa sus días en compañía de instrumentos que generan sensaciones para ellos. Es el marketing 2.0 le llama. Ahora te venden hasta sensaciones. Joder, qué gilipollez. Quieres sentirte bien? ey, ven a comprar a mi tienda, compra este producto, con tan sólo llevarlo serás envidiado, y si eres de los primeros que lo compras te aplaudiremos al salir de la tienda, saldrás en la prensa, y tus amigos te dirán que si pueden probarlo. Cómprate una tele de cincuenta pulgadas, es lo último, ponla en tu salón, y túmbate en tu sofá a ver el partido de fútbol de las ocho con tus amigos. El verlo como si fuera en el cine, no tiene precio.

¡Es todo una mierda! No es real, no es lo que importa. Se compra hasta la mierda que nos enseñan en la escuela. Porque todos aquellos temarios que intentan meter a presión en la cabeza de nuestros hijos y de los que luego se acuerdan de un quince por ciento, no están ahí porque sí, sino porque alguien, por una serie de intereses, lo ha elegido. Y detrás del nivel de cultura preconfigurado para una era, para unas generaciones, van detrás unos intereses marcados por aquellos que quieren permanecer en el poder.

Joder, no necesitamos ningún producto para experimentar ninguna sensación, no necesitamos comprar ni esclavizarnos a nada, hipotecar nuestra vida, para progresar, para ser más felices. Pero si no has conseguido el tan preciado ahorro, cariño, esperemos que tus hijos cuando tu cuerpo falle puedan mantenerte.

Queremos desfogarnos y liberar estrés y vamos al cine. Queremos pasar un buen rato con los amigos y vamos a tomarnos algo. Queremos tener un detalle con un amigo por su cumpleaños y pasamos por una tienda a comprar algo. ¡Queremos disfrutar del sexo y pagamos por anticonceptivos! Y mientras, familias y familias se sientan en la mesa a hacer cuentas mensuales para cubrir sus facturas y llegar a viejos con algo en el bolsillo. ¡Podemos ir a una aseguradora a asegurar nuestra vida!

Lo peor, es que tal modo de funcionar, queda preconfigurado cuando nacemos y lo vamos adquiriendo progresivamente con mayor fuerza conforme, sin saberlo, nos mezclamos en esta sociedad de consumo. Así, con pocos años, comenzamos a pedir a nuestra madre dinero para ir a tomar una hamburguesa con los amigos. La pedimos dinero para salir los fines de semana. La pedimos dinero para comprar un sacapuntas para el colegio. Y sencillamente no nos preguntamos por qué, es algo intrínseco a la propia vida. Se aprende al igual que se aprende a hablar. Hoy en día, parece que para vivir, se necesita oxígeno, alimentos, agua y dinero. Cuando alguien nos desea lo mejor, nos desea salud, dinero y amor.

Hay una diferencia entre tenerlo y no tenerlo, una diferencia básica, elemental. Y es que uno aprende a disfrutar con él y el otro sin él. Ambos sienten su presencia en su vida, aún teniéndolo o no teniéndolo, sienten su posesión o su ausencia, pero sienten su poder. Y sienten que esa diferencia provoca que alguien se muera de hambre a que coma todos los días en los mejores restaurantes del mundo.

La primera asignatura que debería de haber en una escuela debería ser la de aceptación. Aceptación de nuestra propia condición, aceptación de nosotros mismos, aceptación de las grandes injusticias que veremos, aceptación de que, inevitablemente a nuestros actos, habrá alguien en una posición peor y alguien en una posición mejor. Aceptación del lugar donde nos ha tocado vivir, aceptación...

¿Por qué esto no ocurre? ¿Por qué lo primero que nos dicen al llegar el primer día a la escuela es...: el libro que vamos a utilizar es este, los que no lo tengan pueden encontrarlo en la librería del colegio o en el corte inglés.? O... para la clase de dibujo técnico hará falta: un compás, una regla, un cartabón y unos rotring. ¿Rotring? ¿qué es eso? ¿dónde lo compramos profesor?

Pero lo que realmente me revienta, es la sensación de encender el televisor y ver los numerosos anuncios que intentan venderme sensaciones distintas... es mentira, todo es mentira. Y lo que primero deberían aprender nuestros hijos... bueno, lo segundo, ya que lo primero es a aceptar... es a no necesitar de algo ajeno a ellos mismos para ser felices, a no necesitar de nada extra para obtener aquellas sensaciones tan valiosas para nuestra persona, para nuestro corazón y para nuestra mente. Lo tercero, a mi opinión, que deberían de aprender, es a ser apasionados en la vida.

Porque lo que no nos da la sociedad, porque no se puede vender, es la libertad de elegir. No les interesa. De hecho, intentan bloquear tal libertad, manipularnos para que elijamos lo que ellos quieren.

Pero nuestra libertad, para ser felices, para amar, para encontrarnos a nosotros mismos y para sentir que somos alguien... eso no se compra.

martes, 7 de septiembre de 2010

Tanto como ahora te añoro




Amor,
llegaste tan ligera de equipaje
que jamás pensé que te quedaras tanto tiempo.
Quizás fue porque te abrí las puertas
o quizás porque contigo llené mi vacío.

Amor,
te dejé pasar sin darme cuenta
anclado a la esperanza del que no espera nada,
a la clandestinidad de un beso,
un beso que no llegaba.

Amor,
te recuerdo,
tanto como ahora te añoro,
ahora que no estás cerca
y sin embargo conmigo te llevo.

Aquellas que tanto nos dieron


Viene a mí tu recuerdo
cuando todo en quietud,
y melancolía,
atesora cada hoja verde al alba.
Viene cuando paseo, al arroparme,
tras cada pisada hundida en la arena,
con la espuma de las olas
y el olor a sal.
Viene, como se va,
y anochezco tranquilo,
envuelto en las sábanas aquellas,
aquellas que tanto nos dieron.
Nunca pensé, amor mío,
que pagar el precio de tenerte aquella vez,
llevara a costarme la vida entera.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Quisiera poder quererte





Te quiero más que mi propia vida,
más que el tiempo, que el invierno o el verano.
Te quiero como a un lamento perdido e infinito,
como a una ola que no rompe,
como el viento que mueve tu pelo.
Te quiero y lo quiero todo, y al tenerlo,
ansío no querer nada, desterrar aquello que gané.
Te quiero a tí, como ahora hago,
pero quisiera hacerlo a tu manera,
aunque sé que quizás no pueda.
Te quiero desnuda,
te quiero ardiente,
pero efímera, interminable en un suspiro.
Quiero amarte dolorosamente,
castigando mis entrañas,
sufrir y padecerte, mas no por siempre.
Quiero verte partir, que amanezca con tu ausencia,
deshojarte, recordarte y añorarte,
pero no me basta sin que vuelvas.
Quiero sentirte una vida entera,
aferrarte a mi cuerpo tan joven,
y escuchar cómo mueres a mi lado.
Te quiero entera, exquisita,
pero a veces lenta y acotada.
Te quiero suave y llanamente,
pero otras de manera intensa y dolorosa.
Te quiero como eres
y sin embargo otras veces no lo hago.
Quisiera poder quererte por querer, sin pausa...
y qué pena, amor, no poder quererte nada.

Depresión




Una crisis es un estado anímico social decadente que tiene repercusiones en varios terrenos simultáneamente. Suele aparecer en forma de pequeñas perturbaciones en las personas, disminuyendo su maniobrabilidad personal y sus esperanzas. Curiosamente, las crisis son la repercusión directa de aquellos lastres a los cuales la población se ha esclavizado durante mucho tiempo y de los paradigmas que durante años han habitado entre ellos. Lo estamos viendo hoy en día, existe un sentimiento latente no sólo de inconformidad, sino de abandono. Y digo abandono porque la masa necesita sentirse liderada, dirigida, guiada. Esto es algo que pasa desapercibido en numerosas ocasiones pero es de una relevancia capital.

Si viajamos a otros países donde reina el hambre y la muerte, sentiremos que dejamos atrás todo lo insustancial que actúa de placebo a la existencia humana, pero aquello que vemos allí es la esencia de la vida, la supervivencia. ¿Hasta qué punto las personas en el mundo desarrollado conviven y no sobreviven? ¿Cuál es el límite de la convivencia y la supervivencia? Yo apoyo fervientemente una opinión, que el mundo que domina al mundo sobrevive, mientras que el mundo que es dominado por el mundo no tiene más remedio que convivir. Y es que la raza humana sobrevive por sometimiento y evoluciona por rebeldía. Al mecanismo de la masa no le separa tanto del funcionamiento de supervivencia animal, salvo que las necesidades primarias son fácilmente saciadas en terrenos desarrollados, entonces entran en juego nuevas necesidades, como por el ejemplo, el ocio. Para contener a la masa se ideó el consumo, placebo inmediato de la agonía de la existencia, elemento distractor, pero también eje motor de una sociedad que permite alcanzar el estado de bienestar. Así, tan necesario para la raza humana es el ser dirigido como el ser capaz de autodirigirse. Estamos ante una estratificación por clases tan injusta como necesaria.

¿Pero hasta qué punto el sistema construido es estable? Y he aquí el sentimiento de crisis, el cuestionado del funcionamiento interno por parte del pueblo. No hay nada más arriesgado que permitir a la masa rebelarse y esto sólo ocurre ante una falta de liderazgo. No deben de preocuparse por sobrevivir, sino por convivir, sólo sobreviven aquellos enrolados en tal función, aquellos cuya naturaleza no es sumisa, sino dominante. Los otros, sucumben cuando la positividad sucumbe ante la negatividad.

El riesgo de tal estratificación y tal dominio de la masa es la pérdida de tal control, el no controlar la ensoñación de la misma, que es lo que la ata. Los ideales al ser rotos y puestos cara a cara con la miserable realidad de la supervivencia animal hunde a aquel que no ha nacido para sobrevivir en mera presa que no tardará en ser digerida por el propio sistema.

Así el mejor arma del ser humano es la adaptación y la aceptación, aunque la historia llene de episodios tristes su existencia.

Sin embargo no podemos descuidar algo esencial, la culturización de las generaciones venideras. La cultura es el combustible del hombre, pero también el principal arma de rebeldía contra el que somete.

¿Cuál es el destino pues?
¿Hasta qué punto es aceptable la aberración humana?
Y lo que es más importante: ¿existe otra manera de dirigir?

Pienso que el verdadero motor del mundo es hostil y aniquilador, basado únicamente en la extracción de los recursos naturales para la supervivencia humana. No podemos aniquilar tal poder de aniquilación ni tal hostilidad, inherente al hombre en su parte animal, pero sí que podemos, desde aquellas personas con uso de una razón constructiva y en el poder, contribuir a la mejor gestión de nuestro planeta, que es nuestra madre, a la lenta evolución del hombre y de su historia y a paliar el dolor de aquellos que injustamente e inevitablemente sufren y sufrirán. Como siempre, un acto de destrucción conlleva mil actos de construcción. Sólo queda la fe de que aquellos que trabajan por los hombres ayuden a evolucionar a estos mismos, que quieren acabar con sus propias vidas.
 

Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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Fotografo de bodas