viernes, 30 de septiembre de 2011

Adoro




Este es un poema que hice en 2008 y que es especial para mí.

* * * * *


Adoro cuando te acercas y observo tus párpados bajar,
lentos, profundos y eternos hacia el más oscuro vacío.

Adoro cuando siento tus labios tocar con suave presión mi boca
y esta se mueve sintiendo el tenue calor de tu aliento.

Adoro la forma en que se inclina tu cara y tus dientes apresan mi labio,
lentos, sin fuerza, deslizándose hasta caer en el aire.

Adoro la forma en que te acercas de nuevo y tu lengua toca la mía,
y por un momento siento el dulce sabor de tu saliva.

Adoro el sincronismo de tus manos subiendo hasta mi cuello
mientras siento que te aupas y bajo mi cabeza para hacerlo sencillo.

Adoro oir tus labios despegarse de los míos entre tanto silencio,
y tú entreabriendo tus ojitos, como habiendo despertado por el ruido.

Adoro cuando te separas y me miras,
y yo en medio de la habitación callado,
con el único sabor de tu carmín en mis labios
y el místico vapor de tu boca aún tiritando en el aire.

He de decirte




He de decir, que a veces me siento a tu lado con la única y miserable sensación de querer mirarte. Cada mañana, en la misma cafetería, desde el mismo rincón.

Te veo entonces llegar cada día envuelta en ropas distintas, cada cual a mis ojos más idónea. Y te veo sentarte en el mismo asiento siempre sola, y mirar por la ventana con un café en la mano. Hay días en que llueve y las gotas golpean los cristales. Otros en que el sol de la mañana te hace no mirar afuera, pero sí te hace más feliz, se te nota.

Te veo cada día mover el café despacio, hacia el lado izquierdo, con los mismos pendientes siempre entre tu pelo colgando, como dos piedras preciosas, a cada cual más bella. Y observo cómo vas leyendo un libro a la semana, todos envueltos en papel de periódico, será porque a nadie le interesa excepto a tí, será porque quién sabe qué estarás leyendo. Lo que sí he notado, entre muchas cosas, es que doblas las esquinas cuando alguien llega a la mesa y luego debes no saber en dónde quedaste, pues siempre tienes más esquinas dobladas de la cuenta... es gracioso, al menos a mí me lo parece. Porque entonces te noto desesperada, como si siempre te ocurriese lo mismo, y entonces me dan ganas de acercarme y recordarte dónde quedaste, pues aunque tú no lo sepas yo siempre te he estado mirando.

Te miro siempre con los ojos de quien sabe que nunca podrá tenerte. Tan inaccesible me pareces que con cada sorbo que llevas dando desde hace meses, multiplico mi deseo por tan sólo hablar contigo. Te miro con mis ojos de niño, con unos ojos hambrientos de cariño. Y te llevo cada vez que sales por la puerta en mi interior con alma errante, solitaria, pero eternamente tuya.

Quiero que sepas que hoy es la última vez que te he mirado, y he salido hace poco por la puerta que hay enfrente tuya con la maravillosa sensación de haberte disfrutado durante meses sin tenerte a mi lado, sin oirte, sin preguntarte tan sólo cuál era tu nombre. Y he de decir, que pese a ello, he sentido que te tenía. Porque cada día, a la misma hora, parecíamos quedar como almas solitarias cada uno en su asiento vacío... sólo que tú mirabas al mundo y yo te miraba a tí.

Te deseo suerte en el amor, tanta como yo he tenido.
 

Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

http://www.squidoo.com/daniel-colleman-fotografos-de-bodas

Fotografo de bodas