En una carrera, en los últimos metros, hay una diferencia abismal entre el primer corredor y el que llega en segundo lugar. Ambos prácticamente llegan a la par, ambos se han estado entrenando durante muchísimo tiempo, el sacrificio ha sido enorme... Y sin embargo, el primero, por una pequeña diferencia, se lleva todo el mérito.
Esto lo comentó Brad Pitt en una entrevista que he leído hace unos días y me llamó la atención.
Es curioso cómo muchas veces el esfuerzo del segundo corredor es incluso mayor que el del primero. O pongamos el tercero. Puede que el sacrificio de éste haya sido infinitamente mayor dada su condición física y para el primero haya sido un paseo...
Para mí lo más interesante es cómo encaja el segundo y el tercero la derrota. He ahí la dificultad. El ganador... para mí no tiene tanta importancia. Pudiese haber sido perfectamente el segundo por un golpe de suerte. Pero éste último debe de asumir su condición una vez cruzada la meta.
Esto es extrapolable a nuestra vida diaria y muchas veces, todos somos segundos y terceros. El cómo sepamos encajar esta situación nos permite volver a correr una y otra vez.
Al fin y al cabo, en el último instante antes de cruzar la meta... todo funciona como dijo Woody Allen... "Aquél que dijo "más vale tener suerte que talento", conocía la esencia de la vida. La gente tiene miedo a reconocer que gran parte de la vida depende de la suerte, asusta pensar cuántas cosas escapan a nuestro control.
En un partido hay momentos en que la pelota golpea con el borde de la red, y durante una fracción de segundo puede seguir hacía delante o hacía detrás. Con un poco de suerte sigue hacía delante y ganas, o no lo hace y pierdes."
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