domingo, 14 de febrero de 2010

Hay veces que...



Los hombres, en muchas ocasiones, intentamos manipular a nuestras mujeres en favor de nuestros deseos y placeres, egoístamente, a sabiendas que ellas cederán por amor. Asimismo, tendemos a imponernos a costa de la modificación de nuestro estado de ánimo, de nuestra conducta y del bienestar de ambos. El hombre, por regla general, tiende a querer imponerse a la mujer, o lo que es lo mismo, a satisfacer sus propios deseos. Y cuando se le niegan sus necesidades, actuamos a menudo no como hombres, sino como niños.

Pienso que muchos hombres tienen miedo a reconocer que se encuentran en una posición de inferioridad y esto puede conllevar algo trágico para el instinto masculino: claudicar.

Podemos ver este tipo de actitudes en nuestra vida diaria. No es algo fuera de lo común el observar a un hombre presionando a su mujer por obtener tan preciado dulce sexual que añora y luego mostrarse cariñoso y agradable con ella tras conseguirlo. Tampoco lo es el ver a un hombre criticar a su mujer por cualquier tontería con la única excusa de liberar su estres y aplacar sus frustraciones. Qué es pues el conocido "ya voy" sino una excusa para conseguir lo que deseamos a costa del sacrificio de nuestra pareja. Cuántas amigas son sólo amigas y cuántas mujeres deben de aguantar explicaciones estúpidas por parte de sus parejas justificando una conducta que no es ni mucho menos razonable. Cuántos hombres fuerzan un silencio amargo sin expresar sus sentimientos mientras su cerebro parece retumbar en el coche. Y cuán fácil es encontrar a un hombre aprovechándose de la buena fe y el aguante de su mujer, explicándole una mentira que se fuerza él mismo a creer y que no es ni por si fuera poco, sostenible de ninguna manera.

Muchos hombres son incapaces de asimilar que en muchas ocasiones no llevan el control, que su mujer les sobrepasa en madurez. Y así prolongan sus actos hasta que, un buen día, todo cae por su propio peso.

No hay nada de malo en valorar a nuestras mujeres y aprender de ellas en lo bueno. No hay nada de malo en reconocer que muchas veces estamos equivocados, ni es malo el asumir que muchas veces, su última palabra, acorde a su libertad para tomarla, es no.

El aceptar estas cosas nos engrandece como personas, nos hace más humildes y por tanto, nos permite progresar. Muchas veces no podemos renunciar a nuestro instinto, es natural el mantener cierto tipo de conductas, pero es muy importante el ser cada vez más capaces con el tiempo de manejar nuestras actuaciones de una manera racional.

Hay momentos, en donde debemos aceptar su palabra, que es la última, en base a su libertad. El presionarles no sólo es perjudicial para nosotros, también lo es para ellas, pues les hace verse incapaces de tomar una determinación y mantenerla. El aceptar su decisión nos engrandece a nosotros y les hace verse como lo que toda persona debe ser, dueñas de su vida, gestoras de su personalidad.

La humildad nos hace libres y el amor, es la recompensa del humilde.


Un fuerte abrazo,
Daniel.

4 comentarios:

  1. Cuanta razon tienes......Acabo d vivir algo parecido con mi pareja y nos ha costado la ruptura d la relacion,todo seria tan facil si comprendieramos q el amor el cosa d dos y no intentaramos dominar la situacion y a la otra persona....

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  2. Añadir a este texto,que no sólo se da esa supuesta hegemonía del hombre en el ambiente personal y privado de una pareja,que es lo mas duro de intentar cambiar y que perdurará mas tiempo en la sociedad;sino que en el ámbito laboral también se dan esta imposición de la opinión y gutos del hombre sobre lo que pueda aportar o argumentar una mujer,además de hacersele vacío por no discutir y dejar asi su disconformidad con lo que ella pueda aportar por ser simplemente mujer.Decir que aún la sociedad es machista,y que hay muchas mujeres que participan de el sistema.

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  3. NURI: ups, lo siento mucho. Ciertamente es una pena que muchas relaciones acaben por estas cosas, muchas veces no se puede evitar...

    ALBERTO: pese a que efectivamente, esta sociedad sea aún machista, pienso que en el terreno personal, en lo que respecta a lo que comento, el machismo no tiene nada que ver. No estoy hablando del hombre que de manera prepotente afianza su posición ficticia de superioridad con respecto a la mujer a sabiendas de ello, sino de un hombre que es incapaz de aceptar sus errores y madurar acorde a las exigencias de su entorno.

    El machismo es una actitud de prepotencia del hombre con respecto a la mujer y, si buscas en el DRAE, el prepotente es aquel más poderoso que otro. Es decir, la condición de machismo tiene lugar en cuanto uno de los dos se reconoce, conscientemente, en una posición de superioridad sobre el otro y no en aquellas parejas en las que el hombre, por diversas circunstancias, es incapaz de seguir el ritmo vital de su compañera.

    Por tanto, este tipo de situaciones pueden ocurrir perfectamente en hombres que no son machistas y sí inmaduros, como ocurre cotidianamente. Son actitudes naturales e instintivas en el hombre debido a su tozudez y a su crecimiento intelectual, más lento que el de la mujer, por regla general.

    Hay que separar pues, y de aquí mi nota aclaratoria, el machismo del cual hablas como ingrediente cotidiano de una sociedad laboral que se resiste a la idea de igualdad, de la incapacidad del hombre en muchas situaciones por plantar cara a un ritmo vital femenino mucho más rápido e intenso que el suyo propio.

    Gracias por tu comentario,
    un abrazo.

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  4. Hola Daniel...Te felicito por este texto, muy real desde luego y que cada día vemos, percibimos, sentimos o vivimos que así es.Pero me gustaría aportar que también hay casos y no son tan pocos, en que la mujer actua de igual manera, bien debido a su carácter, o a las vivencias que haya tenido o conocido...
    Y bien es sabido que las mujeres también nos valemos de algunas cosas a la hora de querer o no querer algo, incluído el sexo, no siempre ya que si hay amor por medio lo que está claro es que el sexo es un disfrute de dos (hablando de pareja).
    Vamos evolucionando muy deprisa y ya no es tan fácil que nos manipulen.

    Feliz día.
    Un Beso y un Abrazo.

    Paloma.

    Feliz día

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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