domingo, 29 de noviembre de 2009

Amor y frustración



El corazón humano es profundamente misterioso. Lo que hoy nos da, puede que mañana nos lo quite. Y lo peor de todo, es tremendamente frágil.

Asimismo, el corazón parece vivir en una insatisfacción permanente, en una clara resignación parcial. Y sin embargo, para personas como yo, el amor es el eje rotatorio de su vida. Sin él, todo se para.

Somos esclavos de nuestro corazón. Con extraña armonía va trazando sigilosamente la historia de nuestra vida y nuestros recuerdos acaban palpitando en nuestro alma como notas que componen la melodía del vivir. No podemos predecir el guión, el corazón late desbocado buscando su irremediable felicidad que lo llama desde allá donde habite. Por ello, las personas son guiadas por ese reclamo del vivir y cuando se equivocan de dirección su alma se revela y se desata en forma de dolor y frustraciones.

Las personas no tienen la culpa del sufrimiento que les ocasionan sus insatisfacciones. No tienen la culpa de sus frustraciones pues son parte de la vida. El vivir implica nadar en consonancia con lo bueno y con lo malo. La gente necesita ante todo cariño, comprensión y amor. Viven con vacíos capitales innatos con los que deberán convivir por siempre. Y sin querer, buscan rellenar esos vacíos con otras personas ante su desesperación por no conseguirlo por ellos mismos. Y a veces, culpabilizan a otros de no conseguir ayudarles... Es una tragedia.

El corazón es tremendamente egoísta. El reclamo de felicidad es tan intenso que lo que uno da a veces necesita ser devuelto. No ya necesita de un dar adicional, sino de una devolución de lo entregado. El corazón se defiende ante la negativa a ser feliz con rencor, reproches y odio. Es capaz de lo más bello y de lo más horrible.

Todo el mal que genera es un método de autodefensa, de escapatoria, de necesidad de cambio de rumbo. El dolor, el rencor, los reproches y el odio no es sino una señal de nuestro corazón para cambiar irremediablemente de dirección. Nos indica por dónde no se encuentra nuestra felicidad.

Por este motivo, no hay bien sin mal ni mal sin bien, el todo hace uno y nosotros vivimos en ese inmenso todo.


Un fuerte abrazo.

2 comentarios:

  1. A veces es complicado aceptar ese todo, aunque se sepa que forma parte de la vida. Sólo queremos la cara buena de la moneda, aún sabiendo que la mala puede aparecer en cualquier momento. Es necesario aprender a compaginar ambos factores...
    Un abrazo

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  2. Es que parece un mal de nuestra epoca, las frustraciones amorosas, nos leyeron esos cuentitos de principes azules que no existen, y supuestamente somos princesas rosa que jamas logramos ser,y actualmente se encuentra mas facil el sexo que el amor, y terminamos realizando relaciones vacias, sin ningun peso, es tan absurdo por eso la soledad parece el mal de este siglo.

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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Fotografo de bodas