jueves, 13 de enero de 2011

Acepta


Nuestro trabajo está expuesto a los demás. Y no sólo él, también nosotros mismos, nuestras opiniones, nuestra forma de ser... Únicamente lo que hacemos en nuestra intimidad es nuestro por completo, y es allí donde más tranquilos estamos pues nos liberamos del peso de la exposición ajena.

A menudo observo personas que se retiran por voluntad propia durante un cierto tiempo a sus casas, o de vacaciones, o simplemente a pasear, con el fin de encontrarse solos. Esto me hace entender que realmente la presión que soportan las personas a diario, expuestas a sus semejantes, es muy intensa. Sin embargo, todas estas personas, cuando se les brinda la posibilidad de tener una relación cercana, de confianza y flexible, están eternamente agradecidas, y se sienten en cierto modo liberadas, e intiman, se relacionan sin miedo y son ellas mismas.

El miedo a ser juzgado o el miedo a ser comentado o criticado ralentiza a diario el avance de muchísimas personas por todos los lugares del mundo. Aprender a vivir sin ese miedo es fundamental, así como también aprender a respetar y custodiar nuestra intimidad. Este aprendizaje, necesario para todas las personas, es un proceso de liberalización absoluto que expande a las personas y les hace llegar, muchas veces contracorriente, a lugares donde ellos mismos antes se hubieran visto incapaces de llegar.

Esto delata que una fase muy importante en la maduración personal de cada uno que es la de autointegrarse con su entorno y aprender a digerir las presiones que sobre uno son vertidas, aprender a interactuar y a relacionarse. ¿De qué sirve pues algo si una vez emprendido permitimos que seamos absolutamente apedreados por las opiniones de otros?

En mi experiencia personal estoy aprendiendo a que lo que yo hago no siempre agrada a otras personas, no siempre es bien visto, bien evaluado y muchas veces comentado negativamente. Estos comentarios pueden venir en tono jocoso, pueden venir en tono dañino o incluso en gestos desagradables. Al principio la presión era insoportable, pero conforme avanza el tiempo uno aprende que con quien pasa el resto de su vida es con uno mismo y es absurdo dejar que otros interfieran negativamente en lo que a uno le da vida y le otorga libertad.

Aprender a hacer lo que queremos de manera libre, conscientes de la posibilidad de fracasar e independientemente de la imagen u opiniones vertidas es fundamental para desarrollarnos como la persona que queremos ser y conseguir, en un futuro, aceptarnos más abiertamente, entendernos mejor y estar más orgullosos de lo que hicimos y de cómo, gracias a esta actitud, llegamos a ser lo que entonces somos.

4 comentarios:

  1. Yo personalmente necesito perderme de vez en cuando, para encontrarme de nuevo conmigo, la gente provoca que no sea capaz de verme y no lo digo con tristeza porque el miedo al entorno hace que me camufle entre ellos. Esa es la razón de mi necesidad

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  2. Yo soy de las que se va por ahí sola, muchas veces prefiero un café sola que acompañada, o viajar en tren sola mejor que con alguien... Soy rarita!

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  3. Me ha encantado tu entrada. Me gustaría colgarla en mi blog "El mundo de Marisol" para que otras personas te lean y dando, por supuesto, tu dirección de blog como enlace para que te visiten. Espero tu respuesta. En todo caso, te avisaría apenas publique tu entrada, si recibo tu permiso, claro está.
    Te dejo muchos saludos berlineses.

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

http://www.squidoo.com/daniel-colleman-fotografos-de-bodas

Fotografo de bodas