sábado, 26 de diciembre de 2009

No nos olvidamos de tí



¿Qué ocurriría si nos dieran a elegir entre venir a este mundo o no hacerlo?

Si supiésemos todos que vendríamos a un mundo donde muchas veces el mismo hombre queda reducido a la nada al lado de otros hombres. Si supiésemos que para muchos el respeto sólo existe dependiendo de cuándo, cómo, dónde, por qué y con quien.

¿Qué ocurriría si antes de nacer nos enseñaran los resultados de la codicia, del egoísmo y de la avaricia?

Si pudiésemos entender que muchas veces el dolor, el miedo, la injusticia y la precariedad son los alimentos diarios de millones de personas, dominadas injustamente por otras iguales a ellas en naturaleza y alma.

¿Qué pasaría de saber que las condiciones de la vida dependen del azar, de dónde nazcamos, en qué condiciones, de qué personas y cuándo?

¿Renunciaríamos a salir a un mundo donde la humanidad se esfuerza por sobrevivir y donde conviven diariamente con el miedo tan desgarrador que se producen a ellos mismos?

Los hombres viven de sueños, de ilusiones, de esperanza. El amor, sus corazones y su mente finjen la cruda realidad que los hace daño. El desconocimiento por su vida, por su origen, por ellos mismos, por el futuro más allá de la muerte les aterra tanto que construyen barcos de proyectos con el único fin de ser felices en la ignorancia.

Se sacrifican por obtener piezas nuevas de este inmenso puzzle que es la vida. Son incapaces de resignarse a no encontrar el final gracias a su inmensa curiosidad. Se embarcan en una nave de esperanza que jamás ve su fin y cuyo horizonte son puras ilusiones creadas por ellos mismos.

¿Qué sería de nosotros si al nacer nos contaran todo aquello que teme el hombre?

Sin embargo esto no ocurre. Venimos al mundo sin elegir, sin opción alguna. Dependiendo dónde caigamos seremos otorgados con los placeres del vivir o con la amarga angustia del sobrevivir al hambre, a la guerra, a los más horribles dolores, o a las más terribles enfermedades corporales.

Sólo hay pues un inmenso mensaje claro. No importa el por qué vinimos aquí, ni cuándo nos marcharemos. Sólo importa el hecho de que si hemos nacido allá donde es posible la vida, a sabiendas que otros están muriendo y sobreviviendo, tenemos una gran responsabilidad. La responsabilidad de quien encabeza la existencia.

Así pues, dejémosnos guiar por el amor, por la pasión. Y hagamos de ellos la vela de nuestra inteligencia para que gracias a esto otros consigan vivir mejor y así juntos seamos más fuertes.

Acabemos con el dolor con amor, con la tristeza con alegría, con el miedo con ilusión y con la codicia con humildad.

Estamos aquí para vivir pero también para compartir.

No nos olvidemos de los demás.

4 comentarios:

  1. Quizás más de uno eligiría no nacer,...pero ya que no tuvimos opción, hay que vivir luchar y ser positivo, intentar sacar lo mejor de nosotros mismos y ver lo mejor en los demás, solo así, solo así, puedes llegar a tener paz interior y llegar a ser feliz medianamente.

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  2. Estas reflexiones están buenas porque movilizan sentimientos, y ahí comenzamos a buscar.....y cuando menos lo esperamos aparece el "tesoro".
    Tienes un espacio muy cálido, cuando gustes pasa por casa....

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  3. Esas mismas ideas pasaron por mi cabeza en muchas ocasiones. Hay veces, según las circunstancias, en las que no merece la pena nacer, cuando lo malo es tan malo que eclipsa lo poco bueno que puedes encontrar.
    Hay personas que sobreviven en condiciones pésimas, que ese entorno hostil es lo único que han conocido en la vida. Y nosotros, que en principio tuvimos más suerte, solemos dejarlos aparcados en un rincón de la memoria. No es justo.
    Viene bien hablarlo y ser conscientes de ello en el día a día, nunca mirar hacia otro lado...

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  4. Aún así...

    Felices fiestas.
    Un abrazo.

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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Fotografo de bodas