martes, 22 de diciembre de 2009

Amistades


En los libros VIII y IX de la Ética a Nicómaco, Aristóteles habla de la amistad con una increíble precisión.

Distingue tres clases de amistad: de utilidad, de placer y de virtud. La mayoría de nosotros coleccionamos en su mayoría amistades de la primera y segunda categoría. Afortunados son aquellos que consiguen alguna de la tercera.

Una amistad de utilidad corresponde a aquella que tiene lugar cuando de ella puede extraerse algún beneficio. Por tanto, se basa únicamente en el interés personal. Éste puede permanecer oculto durante toda la relación y ésta decae a medida que la necesidad de extraer ese algo desaparece. Los intereses pueden ser de lo más variopintos, desde bienes materiales a una mera necesidad de hablar, de tener compañía, de sentirse comprendido... Muchas de estas amistades son suplantadas por otras a medida que las necesidades van cambiando. De aquí el tráfico de personas por nuestra vida.

Las amistades por placer se basan en la satisfacción o goce que resulta de tal acercamiento. Aquí hablamos de diversión, expansión del núcleo social, amistades con una atracción sexual de fondo... Están basadas en el mero disfrute de poseerlas y en los placeres ligados a tal relación.

El tercer tipo de amistad es la más sólida y difícil de obtener. Es aquella basada en valores y fundamentada en la lealtad, en la honestidad y el sacrificio. Implica una continuidad por el valor con el que dotamos a la amistad en sí. Requiere de una contínua persistencia bidireccional y del uso del perdón. Aquellas personas que gozan de tal amistad están a las buenas y a las malas. Se da lugar en personas buenas e iguales en virtud y por regla general, es una amistad de crecimiento lento y próspero pues surge antes el deseo de amistad que la amistad en sí.

Las amistades de la primera y segunda categoría son propensas a las reclamaciones y reproches y por ello se deterioran con facilidad. Existe una falta clara de unión sólida, suelen quebrar. Esto no ocurre así en las amistades por virtud ya que ambos miembros parten de un gran autoconocimiento y una clara aceptación del prójimo.

La virtud de la amistad es el querer, por ello es más propia de personas activas y no de aquellas pasivas, requiere de voluntad. Asimismo, se nutre de la humildad y el compartir; no se entiende sin un disfrute mutuo por los valores en sí. Está basada en el crecimiento moral cooperante. Es decir, en un apoyo bilateral con el fin de crecer como personas

Por regla general, las personas acumulan en su existencia amistades de utilidad y de placer. Al encontrar su deterioro y abandono tienden a adoptar múltiples posiciones. Hay personas que se cierran, otras que dejan de prestar interés a la amistad y tienden a centrarse más en otro tipo de relaciones, hay aquellas que piensan que tales relaciones no existen...

Es muy común ver personas que tienden a centrarse en unas cuantas personas que valoran y con el paso del tiempo asumen un distanciamiento progresivo, esto viene a deberse en numerosas ocasiones a que la relación era de distintos tipos para cada uno de sus integrantes.

No obstante, ingredientes como el sacrificio, la constancia, la humildad y el perdón son siempre buenos aliados.

Suerte a todos con vuestras amistades!

2 comentarios:

  1. Yo siempre digo que soy muy mala amiga. Es un defecto que tengo, pero creo que es así y no me resulta sencillo remediarlo. Soy un poco asocial!

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  2. Pero das valor a cosas importantes y eso... eso es muy importante!

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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