martes, 20 de julio de 2010

Bienestar

Últimamente pienso que mucha gente no asume la posición social que le ha tocado vivir. Es decir, hay gente rica, hay gente con dinero, hay gente acomodada, otros que simplemente viven bien y finalmente aquellos que, con su esfuerzo, se desviven por pagar las deudas a aquellos que les prestan el dinero.

Pienso que en el colegio deberían de enseñarnos el significado de la palabra prosperidad. No deberíamos pensar en alcanzar ciertas cotas, sino en prosperar, y nuestro esfuerzo debería ir siempre enfocado a tal efecto. Está claro que personas que han nacido en entornos acomodados tienen una mayor facilidad para llegar a lugares simplemente inaccesibles para otros, pero no por ello debemos envidiarles o atormentarnos con la idea de una vida injusta y no equitativa.

A mí, personalmente, me fascina la idea de poder trabajar para hacer prosperar mi núcleo familiar y, con sacrificio, conseguir ir mejorando la posición de mi familia con el tiempo. Sé que hay personas muchísimo más acomodadas que yo y, es humano el comparar posiciones distintas en situaciones completamente dispares. No tendría sentido por mi parte criticar a otros por tenerlo más fácil, en todo caso lo tendría el criticarme a mí por no intentar mejorar mi condición y posición. ¿Qué sentido tiene pues el castigarse con comparaciones? La vida no trata a todos por igual, y los ritmos vitales son completamente distintos para unos que para otros.

Durante siempre y, ahora con mucha más fuerza, valoro más a aquellas figuras que en sus vidas consiguieron cambiar la trayectoria familiar para dotarla de un nivel de vida superior al que estaban acostumbradas. Valoro el sacrificio personal en pro de algo más grande que uno mismo, el bienestar futuro de las generaciones venideras. Valoro la personalidad del que no tiene nada y lucha por tener algo, del que tiene poco y trabaja por dar más a cuantos le rodean. Lo que no consigo comprender es la postura de aquellas personas que no aprecian el valor de cuanto han recibido y viven su vida de una manera contemplativa, sin necesidades ni aspiraciones, pues tienen todo resuelto.

Las familias deberían de tener un mayor sentido de la unidad y de ciertos objetivos y valores comunes. Noto cada día más que las personas hacen la guerra por su cuenta sin preocuparse por luchar en equipo por algo más grande que ellos mismos. Las personas cada día más se educan en la desconfianza, en la independencia y en la autonomía y descuidan otras facetas importantes en la vida familiar como son la lucha y progresión por un bien común, por un avance conjunto, en busca de la felicidad, el bienestar y la solvencia.

3 comentarios:

  1. Estamos rodeados de indiferencia y desconfianza. Nos limitamos a vivir lo nuestro (salvese quien pueda, yo por ejemplo jejejeje) sin pensar en los demas INSOCIABLES CIEN POR CIEN. Un saludo

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  2. Fíjate, aquí te tengo que dar la razón! Cada vez tendemos más a la individualidad y eso pocas veces es enriquecedor...

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  3. Lamentablemente es así, por eso me siento tan afortunada de tener la familia que tengo!

    besitos

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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Fotografo de bodas