martes, 8 de junio de 2010

Memorias del corazón




Es curioso cómo las personas tratan de dar sentido a su vida y, en ese intento, son capaces de romper con lo que les ata, se arrancan, se van, te abandonan... y dicen que, aunque es doloroso, es necesario empezar una etapa nueva. Qué volátil es todo y qué volátil hacemos que sea. Ya nada importa el cariño o el amor cuando se trata de buscar nuestra voz. Contínuamente vemos personas a nuestro alrededor doblando esquinas, cambiando su camino, partiendo hacia lugares remotos... No es suficiente con sentirnos queridos, también es necesario sentir que nuestro interior vibra, que estamos vivos. Y en esa introspección, muchas parejas acaban.

¿Cuál es el sentido pues de la pareja como tal concebida? ¿En qué sustentamos nuestro día a día y nuestra existencia? ¿Somos capaz de realizarnos o la búsqueda es infinita? ¿Es necesario continuar la búsqueda cerrando etapas o realmente el sueño de poder vivir acorde a nuestro ideal es factible?

Me resulta inquietante el cómo muchas personas cuando piensan en su realización personal imaginan grandes experiencias vividas de manera individual aunque sin prescindir del amor. Por el contrario, cuando piensan en una realización plena y exitosa, imaginan grandes dosis de conexión con otra persona de manera inexplicable, pero casi siempre asumiendo que es temporal y fundido el uno en el otro. La inmensa mayoría, cuando piensa en una historia de amor larga, duradera e intensa, pronto acaba bajando al suelo. Qué triste, ¿no?

Por tanto, ¿cuál es el punto de equilibrio? ¿por qué tantas personas se ven frustradas en el amor y las que consiguen saciar su apetito con pasión tienen irremediablemente, tarde o temprano, que olvidarse de él?

Pienso que hay un gran vacío en lo que al amor se refiere en las personas. Muchas y muchos persiguen más una conexión inexplicable que una historia de amor. En esa conexión suele ir implícito un conjunto de sensaciones demoledoras autoregenerativas que les mantienen en vilo cada día de su vida. Y para muchos y muchas ya no es una cuestión de perpetuar esas sensaciones en el tiempo sino de al menos experimentarlo. Yo soy de la opinión que cuando estamos ante una química de ese tipo todo acaba cayendo por su propio peso al volverse insostenible. Sin embargo, también pienso que las personas necesitan períodos de soledad, períodos de compañía y períodos de una gran intensidad emocional. El equilibrio no se obtiene practicando una sola de esas "actividades", sino combinándolas entre sí. Así, una pareja carece de prosperidad si no se es consciente de la naturaleza humana y por tanto de sus necesidades. He ahí muchas veces nuestros miedos, incertidumbres e inseguridades...

El amor es un ejercicio que requiere una actitud, no es el combustible eterno que muchos ansían... El amor no entiende de límites, pues vive con nosotros por propia iniciativa, no entiende de fin pues éste puede tornar en nuestra mente como doloroso, no entiende de fronteras, pues somos capaces de cruzarlas de requerirse... el amor puede ser nuestro motor, pero como placebo a nuestra dolorosa existencia, a todo aquello desconocido. El amor puede ser el sentido fundamental con el que dotemos a nuestra vida, lo que acompañe a la mayoría de los momentos "de peso" y lo que, en multitud de ocasiones, rubrique como algo excepcional todo aquello cuanto nos rodea.

Ahora bien, cuando encontramos, por alguna razón, un acontecimiento único que nos proporciona un huracán emocional, nos trastorna y nos martiriza con su contínua presión química, tendemos a confundirlo con amor cuando en realidad no es más que una esclavitud. No es amor porque carece de voluntad e iniciativa, no es más que la consecuencia orgánica de una dependencia que no podemos controlar. No es amor porque no podría subsistir temporalmente por sí sólo, carece de fundamento y anatomía, aniquila nuestra propia libertad como personas. El amor es un impulsor, nos permite gozar de la vida con libertad y autonomía, nos enriquece como fruto de una decisión personal: el amar. Todo lo demás, son meras sensaciones intensas de las cuales no podemos privarnos, pero de las que desde luego no debemos esclavizarnos ni encontrar en ellas un objetivo para nuestra propia autorealización. Sin embargo, hay personas que necesitan de su presencia intermitente en su vivir. Digamos que lo convierten en estímulos, en impulsos a su ilusión por vivir. No quiere decir que no sean capaces de encontrar una estabilidad, sino que son personas que son extremadamente conscientes de su incapacidad para mantener una rectitud emocional en sus vidas, algo totalmente humano y racional. Por ello es por lo que me reafirmo en mi pensamiento flexible en cuanto al amor, en que éste es insostenible sin una comprensión bilateral por nuestra propia condición. Somos propensos a experimentar sensaciones, a necesitar períodos cambiantes y a romper con la rutina, no hay nada de malo en ello.

La frustración vital por no haber conseguido las historias que ansiábamos no es más que la consecuencia de un gran paradigma... el desvelar éste a menudo nos lleva la vida entera, lo que nos hace caminar errantes por caminos inimaginables y tortuosos, pero también por otros magníficos y tremendamente gratificantes. Sólo hay que intentar que, al final, lo andado haya merecido la pena.


Un abrazo.

2 comentarios:

  1. Es dificil encontrar el equilibrio, y la mayor parte de las veces acusamos una falta de inteligencia emocional apabullante. Creo que hay que empezar por conocerse uno mismo, y establecer lazos con otros desde el respeto y con la intención del enriquecimiento mutuo. También es importante reservar un tiempo y un espacio para uno mismo aunque compartas tu vida y tu relación te llene. Todo se estropea si hay una dependencia y se desequilibra la balanza.

    Eres sabio y tienes una gran capacidad de análisis del comportamiento humano. ¿Por qué no escribes un ensayo sobre esto?

    besos, buen finde y mis saludo para Vero.
    Mua

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  2. A mí me encantaría encontrar el equilibrio. No me interesa el cambio, ni romper con la rutina, ni vivir grandes emociones. Yo con tener una estabilidad en mi día a día me daba por satisfecha. Y ya ves...

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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Fotografo de bodas