lunes, 19 de abril de 2010

El Paciente Inglés



Ayer vi la película "El Paciente Inglés", no sé si la habréis visto, de no haberlo hecho os la recomiendo encarecidamente. Qué duda cabe que disfruté desde la primera toma hasta la última, este tipo de films líricos suelen dejarme una huella imborrable. Ya la imagen que os presento desde el principio del post es extraordinaria, aunque a muchos pueda parecer simple. No son fruto del azar los colores de él ni de las avionetas. Él es símbolo del cielo y la tierra, él simboliza la esencia de la película, lo firme y lo pasajero, la posesión y la libertad, el amor que queda en tierra y vaga en el cielo, marrón su pantalón como las dunas, azul su camisa como lo eterno. Al fondo, las avionetas que tanto poetizan el film aportan un fondo que complementa la imagen central. Él dando la espalda a todo, por mirar a ella, único punto de mira de su vida.

Existe una escena, y os invito a que me acompañéis en mi pensamiento, en la que ella finge un desmayo en medio del patio para entrar en la casa y reunirse con él. Bien, esta escena para mí es extraordinaria y de una riqueza sensorial única. Por si no sabéis de cuál hablo os la adjunto:



Previamente a cuando arranca el vídeo, él le pide que por favor finja el desmayo para dedicarle unos minutos. Ella, convulsionada por la excitación psíquica que le produce el simple hecho de lo prohibido, hace todo lo posible por avanzar imparablemente hacia su presencia. Una vez dentro, me fascina el cómo avanzan como si nada de la mano hasta la pared, tranquilos pero nerviosos, a sabiendas de lo que iba a acontecer, a sabiendas que ya era inminente el descargue del sentimiento. Cuando juntos, se miran el uno al otro, quedan abiertas sus puertas a escondidas, comienzan saboreando el placer lentamente teniéndose frente a frente, viven una explosión sensitiva sin precedentes para ellos. Atrás queda todo lo anterior para ser ésto lo único, lo sin igual, lo no comparable. Es este momento para ellos un ante y un después en lo conocido, un destape de sus emociones, un enfrentamiento con un igual, alguien cuya atracción es ambigüa y poderosa. Ellos son la voz el uno del otro, ambos están absolutamente desnudos en alma y es magnífica la forma de mirar de ella, mostrándose completamente correspondida en intensidad, desnuda por completo, sin protección alguna, por propia iniciativa y por deseo irracional. El gesto del dedo metido en su boca es desgarrador, pues no lo introduce suavemente, sino como un miserable impulso que le lleva a palpar todo su cuerpo, a calmar todas sus ansias de manera inmediata, a introducirse en ella, a fundirse cuerpo con cuerpo por fuera y por dentro.

Y, de igual manera, son magníficas las mil y una escenas de este film absolutamente exquisito... las cuales os invito a saborearlas minuto por minuto, tal y cual yo lo hice ayer por la tarde.

Un abrazo.

2 comentarios:

  1. Hola. Recientemente descubrí to blog y me encantó tu forma de expresarte por medio de la escritura. Particularmente en este post me has descubierto cosas que uno de normal pues no entraría a verlo, el simbolismo de esa primera imagen es fantástica, tus palabras han sido didácticamente muy buenas. Vi la película hace años y no estuvo mal, es una de esos filmes que de una manera u otra, siempre debes ver porque mientras más la ves, descubres detalles que la primera vez tal vez se te puedan escapar. Vamos, a mí se me escapó totalmente. Me gustó mucho tu capacidad para ver lo que yo no he sabido ver que, ya tu ves, a mi eso de la simbología no se me suele escapar. Un saludo

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  2. No la vi así que la apunto en mi interminable lista de películas pendientes...
    Qué tal el inicio de la semana? Yo ni fu ni fa...

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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Fotografo de bodas