martes, 13 de abril de 2010
Mi mirada
Si me lo permites te diré
que aún hoy recuerdo tus palabras,
qué sabías tú del amor y de la vida
cuando entero y frío me decías
que no había dos, ni tres, ni cuatro,
sino miles de razones por las que creer
no en un posible, sino en tu propio teatro.
A dónde vas sintiendo que eres alguien,
con ese gesto altivo, inclemente, exasperante,
acaso no tienes vergüenza de tu propio circo
cuando ni siquiera puedes en el fondo pronunciar tu nombre.
A dónde vas, de qué presumes, ignorante,
no pidas ya perdón, sería muy banal.
Y qué vas a entender tú de lo que siento,
qué vas a explicarme ahora,
si no puedes ni explicar tu propia vida.
Quizás sería hora de que huyeses,
sin pensar, vete, y no hables.
De qué me servirá alguien en mi vida
incapaz de aguantarme tan sólo la mirada.
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Así me gusta, dando caña!
ResponderEliminarLa destinataria de este texto (si es que tiene destinataria concreta) debería leerlo.
Te imaginas la cara que se le quedaría?
Menos mal que escribes algo de vez en cuando ;)
Venga ánimo, que ya casi estamos a mitad de semana... Y eso que yo esta semana la alargaría hasta el infinito...
Alguien que vive en la mentira y acaba por creerla, que no reconoce sus errores y actúa como si no existieran, no merece la pena, ni gastar un gramo de enregía en ella .
ResponderEliminarBravo
Me alegro que no hayas abandonado este espacio.
Besos