domingo, 13 de diciembre de 2009
El lago azul
Aún recuerdo su costa y cómo nadábamos desnudos en su playa. Allí nos empapábamos de vida, buceábamos en una felicidad plena, nos saboreábamos sin pensar en mañana. Qué preciosas las puestas de sol y qué turquesas las aguas.
Sin pensar en la vida corríamos por la arena con el viento de cara, una sonrisa en los labios y una mirada intensa. Hacíamos el amor, nos embriagábamos con la calidez del aire, nos deshacíamos en besos y caricias. Qué tiernas eran tus mejillas, qué menudos tus pechos, qué tensa tu piel morena.
Con el tiempo fui construyendo una barca, quizás pudiera llevarnos a otra playa. Mas tú no querías otra, querías seguir siendo joven en la nuestra, disfrutando de su arena clara, de sus aguas limpias y tu piel mojada. ¿Por qué no querrá marcharse? ingenuo pensaba.
Y tú, tú llorabas en la orilla pensando que tu sueño se esfumaba. Qué tristeza partir sería. "No me apartes de esta vida" al sol pedías.
Y qué duro fue dejarla, qué dura fue la salida...
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