jueves, 27 de mayo de 2010
Misericordia
Misericordia, a tus ojos que me miran exhaustos en su negativa,
a tus manos que firmes e impasibles avanzan en dirección opuesta a mí.
Misericordia a un corazón que su última esperanza se revuelve,
casi muerto, indefenso y doblegado por tu marchar,
en una agónica espera que se antoja como la más dolorosa de su vida.
A tí entrego mi piel, mi carne y mi alma en un clamar angustioso por tu amor,
qué quedará de mi ser si no es contigo, si no es para tí, si es sin tu calor.
Frena, en un alarde de humildad, de misericordia, por Dios suplico,
mira al suelo y luego a mis ojos,
déjame seguir sintiendo lo que me mantiene vivo
o no podré ignorar el dolor que traerá mi muerte.
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Hombre, estos días estás inspirado... Así me gusta, que te dejes ver por aquí!
ResponderEliminarEste es el tipo de pasión que duele, pero que te hace sentir vivo.
ResponderEliminarBello, excitante, arrebatador y angustioso al mismo tiempo.
Besos y buen finde