lunes, 29 de junio de 2009

Vicente Ferrer


Ayer estaba dando vueltas por la Plaza Mayor de noche y pasé por uno de los soportales y vi unas cuantas personas durmiendo entre cartones. Fue entonces cuando me acordé de algo que me llamó la atención. Hacía muy poquito había muerto Michael Jackson y el revuelo fue monumental, me acuerdo que en Facebook no se hablaba de otra cosa, en las cadenas de televisión la difusión de su muerte se relataba como un acontecimiento mundial en la historia de la música y miles de personas lloraban, literalmente, por la muerte del conocido "Rey del Pop". Un hombre que, efectivamente, en su sector fue un referente en creatividad, habilidad artística, marketing y genialidad por su capacidad para crear. Creo sinceramente que esta fiebre o locura se prolongará durante mucho tiempo al igual que ha pasado con Elvis. En los medios de comunicación parece que últimamente sólo se sabe hablar de cifras, de la fortuna que amasó y de los éxitos que obtivo.

Ahora bien, hace muy poquito tiempo anterior a la muerte del Rey del Pop murió un hombre cuya fortuna era muy diferente: Vicente Ferrer. Este hombre emigró hace muchos años a la India y apostó por la bondad del ser humano. El legado que ha dejado allí ha sido enorme y la fortuna que amasó en su vida no tiene que ver con el dinero, pero desde luego para mí tiene una trascendentalidad infinitamente superior a la que amasó Jackson. No digo que la muerte de uno sea peor que la del otro y efectivamente Michael ha dedicado parte de su vida a los demás, pero la forma de vivir ha sido radicalmente distinta y sin embargo, el impacto social ha sido desproporcionadamente superior.

No se puede comparar a uno con el otro y tampoco podemos dejar que la muerte de un cantante, por muy extraordinaria que haya sido su carrera eclipse la muerte de un hombre que dejó todo por dedicarse a los demás durante tantísimos años y cuya fuerza se ha basado en una fe, bondad y amor por el género humano como ha habido pocas en las últimas décadas.

Este hombre ha mantenido a los más pobres de la India en su punto de mira desde su llegada al país en 1952. Y desde 1969 centró sus esfuerzos dirigiendo la fundación desde Anantapur, la zona más pobre de la India.

Su vida es un ejemplo absoluto de actitud. Es un ejemplo de bondad. Es un ejemplo de fe. Y es un ejemplo de sacrificio.

Construyó una inmensa fortuna, probablemente mucho más grande que la de Michael Jackson pero basada en las personas, en lo que ellas recibieron de él desde la más absoluta de las miserias.

Como bien dijo El País... "hay personas que no deberían morir, porque son valiosas, porque son amadas, porque son únicas". Vicente era una de ellas y es por ello que pido permiso para desde hoy, dejar que eclipse su muerte para mí a la de Jackson, con todo el respeto y el cariño del mundo a sus seguidores y a la gente que lo sigue.


Un fuerte abrazo.

1 comentario:

  1. Es verdad q en el mundo de hoy los valores q se expanden como un virus no son los q Vicente Ferrer tenía...Vaya perdida en el mundo y en la India.

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Fotografos de Bodas - Daniel Colleman

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